Pablo Gonzalez

Las relaciones entre Irán y Siria


Los países emprendieron sus relaciones bilaterales en 1946. Irán fue el primer país en reconocer la independencia de Siria. 

Irán, tras haber reconocido el Estado de Israel en 1950 (fue el segundo país de mayoría musulmana que lo hizo, tras Turquía), no tenía relaciones privilegiadas con los países árabes (salvo Jordania).

Antes de la revolución de 1979

El Irán del Sha proporcionaba lo esencial del consumo de hidrocarburos a Israel. A pesar de los acercamientos con Israel y su papel de gendarme en el Golfo Pérsico, el Sha había establecido relaciones normales con los países árabes (con excepción del Egipto de Nasser). 

El antagonismo entre los dos regímenes baasistas (el de Irak y el de Siria) ofreció una ocasión al régimen del Sha para normalizar sus relaciones con la Siria de Hafez Al-Assad.

Irán tenía diferencias fronterizas y estratégicas con Irak.

 Los dos países eran miembros de dos alianzas rivales ligadas una a Occidente y la otra a la Unión Soviética (URSS). 

El Irán del Sha fue un miembro activo del tratado denominado CENTO (Central Treaty Organisation, llamado inicialmente Pacto de Bagdad en 1955 y rebautizado CENTO tras la retirada de Irak en 1959).

El 6 de marzo de 1975, bajo la égida del presidente argelino Boumedian, se firmó un acuerdo entre el Sha y Saddam Hussein sobre las diferencias fronterizas y el acceso a las aguas de Chatt-el-Arab. 

Este acuerdo no impidió el acercamiento entre el Sha y Hafed Al-Assad: este último emprendió una visita de Estado de 4 días, el 28 de diciembre de 1975 durante la cual el Sha aceptó conceder una ayuda de 200 millones de dólares a Siria. 

Pero, a pesar de este acercamiento, el régimen sirio continuó su ayuda a los opositores iraníes (religiosos o no), algunos de los cuales le han pagado el favor después de la revolución islámica.

Tras la revolución

La caída del Sha condujo a remodelar la geopolítica de la región. Entre los países árabes, el único país que mejoró sus relaciones con la República Islámica fue Siria. Inicialmente, dos razones podían explicar este acercamiento:

- Israel había perdido un aliado importante;

- Siria e Irak eran rivales a pesar de su proximidad ideológica y en particular su pertenencia al baasismo [el partido Baas -“resurrección”- creado en 1947 se impuso en Siria desde 1963, con un paréntesis entre 1966 y 1970 y en Irak de 1968 a 2003; más allá de las diferencias, inicialmente esta formación hacía referencia al “socialismo árabe” y al “nacionalismo panárabe”].

Siria fue de los primeros estados en solicitar una relación fuerte con el nuevo poder en Irán y el primer país árabe en reconocer al nuevo gobierno iraní. Israel perdía un aliado estratégico y Hafez Al-Assad no podía ignorarlo. 

Dijo incluso que “el imán Jomeini ha roto un brazo de la pinza que el Sha e Israel habían utilizado para presionar a sus vecinos”.

La guerra Irak-Irán (1980-1988) favoreció una relación estratégica entre Irán y Siria. Los avances del ejército iraquí inquietaron al régimen sirio que tomó decisiones significativas para ayudar al régimen iraní. 

Según el “centro de documentación de la revolución islámica” citado por “Tasnim News Agency “ (dependiente de los Pasdarans de la revolución islámica), Siria formaba parte de los pocos países que apoyaron a Irán durante la guerra de 8 años contra Irak, aportando una ayuda militar y política de envergadura.

El primer objetivo de Siria era impedir la victoria de Saddam Hussein: un Irak victorioso ocuparía un lugar más importante en el tablero medio oriental y por tanto debilitaría al régimen sirio.

Entre las primeras decisiones de Hafez Al-Assad (1970-2000) figuraba el cierre del oleoducto que transportaba el petróleo iraquí (500 000 barriles diarios) del norte de Irak a las costas del Mediterráneo. 

Así, Irak perdió el 30 % de sus recursos petroleros.

 El general Safavi, antiguo comandante de los pasdarans [“guardianes de la revolución”] y consejero militar de Jamenei cuenta: “Tras nuestros avances en el puerto de Khrramchahr (en 1982), nos reunimos con Hafez Al-Assad en Damasco. 

Le pedimos la entrega de misiles. Respondió que había dado la garantía a los soviéticos de no entregar esas armas a ningún país tercero, pero que el ejército sirio podía entrenarnos con los suyos. 

Finalmente, fuimos a pedírselos al coronel Gadafi y el jefe libio nos entregó 20 misiles Scud. 

Así pudimos también amenazar las ciudades de Irak, en particular Bagdad, con nuestros misiles y cambiar el equilibrio de fuerzas a nivel militar”. 

Según el documento citado más arriba, la ayuda logística y técnica de Siria permitió a la República Islámica organizar su industria de misiles militares.

Según la misma fuente, el régimen sirio entregó también informaciones militares de mucha importancia. 

Los sirios entregaron a los iraníes informaciones “secretas” sobre las bases militares de las fuerzas iraquíes y también sobre el conjunto de los armamentos rusos del ejército iraquí.

Tras la guerra [que duró de 1980 a 1988], las relaciones entre dos países -Irán y Siria- abrieron una nueva página. Irán comenzó a expresar su reconocimiento proporcionando petróleo incluso gratuitamente.

 Las ayudas sirias hicieron un servicio no despreciable a Irán durante los ocho años de guerra y los ayatolás no olvidan fácilmente.

Irán y Siria consolidaron sus lazos en todos los terrenos: económico-financiero, militar, cultural, industrial y sobre todo en el terreno de la seguridad.

Los intercambios comerciales de los dos países están presentados en el cuadro siguiente: las cifras son en millones de dólares (según el boletín de la embajada de la RII en Damasco).

AñoExportacionesImportacionesIntercambioSaldo
200152,51,754,2+50,8
200262,534,597+28
2003713,574,5+28
2004115,674,45120,12+111,22
2005186,36,793+179,6
200617110,5181,5+160,5
200732814342+314
200832016336+304

Recordemos que las cifras de 2008 conciernen a los diez primeros meses del año y el intercambio total alcanza los 350 millones de dólares. Por supuesto, el balance positivo es en favor de Irán.

Irán ha exportado coches, vagones de ferrocarril, materiales eléctricos y para construcción pública, máquinas eléctricas, neumáticos y frutos secos.

Siria ha exportado algodón, polímeros, vestidos, aceite de oliva, madera en aglomerado, papel y residuos metálicos como cobre. 

Pero esto era antes de los acontecimientos de 2011 -el levantamiento de marzo de 2011 en Siria- que condujeron a la guerra actual. Al haber perdido muchos de sus recursos, el régimen sirio tuvo que pedir ayuda al “gran hermano” iraní.

Según la declaración de Adib Mayale, director del Banco Central de Siria (La Voix de Russie, 28/05/2013), Irán concedió otro crédito de mil millones de dólares para que Siria pudiera procurarse petróleo y otros productos necesarios (que venían a añadirse a los préstamos anteriores).

Según una información puesta en la web el 29 de junio de 2013 en la página Tabnak (una página cercana a Rezai, ex comandante de los pasdarans), Qadri Jamil (viceministro sirio de economía) había declarado al Financial Times que Siria recibía 500 millones de dólares al mes de Irán, Rusia y China, sin detallar la parte de cada país citado. Añadía, además, que la República Islámica había abierto una línea de crédito ilimitado en favor de Siria.

Anteriormente, el director del Banco Central de Siria había confirmado que el crédito puesto a disposición por Irán para la importación de petróleo supera los 4 mil millones de dólares.

 El 9 de mayo de 2016, Hayan Salman, viceministro de economía y de comercio exterior de Siria ha anunciado, en una visita a Irán, que el intercambio comercial entre los dos países había alcanzado mil millones de dólares.

El 13 de diciembre de 2011, el Parlamento iraní votó un decreto de libre cambio entre los dos países. Antes de analizar la decisión iraní de apoyar al régimen sirio en la guerra actual, es útil subrayar la importancia estratégica de Siria en estos últimos 36 años.


Siria y sus vecinos: en verde los que son favorables al régimen de Bachar el-Assad, en amarillo quienes mantienen una prudente neutralidad y en marrón quienes son hostiles al régimen de Bachar el Assad.

Durante la guerra Irán-Irak, más allá de las ayudas que acabamos de citar cuando las tropas iraquíes avanzaban en Irán, Siria posicionó sus tropas en la frontera occidental de Irak, obligando a Saddam Hussein a posicionar una parte de su ejército en la frontera con Siria. 

Y esta medida cambió enormemente la configuración de la guerra.

Tras la guerra, Siria ha sido la vía principal para encaminar los armamentos iraníes hacia el Hezbolá libanés. En varios documentos oficiales, se presenta a Siria como el puente entre Irán y Hezbolá. Un documento diplomático iraní designa a Siria como el país que ha facilitado y garantizado la presencia de Irán en Líbano y la construcción de Hezbolá.

La relación entre los regímenes iraní y sirio no está basada en la religión, aunque la familia en el poder en Siria pertenezca a una rama del islam que se reclama del primer imán chiíta de la historia y aunque la presencia en Siria de lugares santos chiítas favorezca estos lazos.

 Por otra parte, los dirigentes iraníes no ignoran que el régimen sirio no es en absoluto un régimen religioso.

A pesar de la proximidad estratégica entre estos dos regímenes, Siria no se ha posicionado siempre de forma favorable al régimen de Teherán. 

Durante la guerra Irán-Irak, y a pesar del apoyo masivo del régimen sirio, cuando las tropas iraníes estaban cerca de tomar la península de Fao, Siria condenó a Irán asociándose a los países árabes del Golfo pérsico. Además, Siria participó en la cumbre árabe de Amman, en octubre de 1987, que condenó a Irán.

Bachar Al-Assad, igual que su padre Hafez, no ha dejado de tomar decisiones contra sus “amigos iraníes” cuando se trataba de poner por delante la “unidad árabe”. 

Apoyó a los Emiratos Árabes Unidos en su conflicto sobre las tres islas del Golfo.

Bajo la presidencia de Ahmadinejad (presidente de 2005 a 2016), los diplomáticos iraníes se reunieron con los opositores sirios, entre ellos los Hermanos Musulmanes. Ahmadinejad criticó entonces, moderadamente, la política represiva en previsión de un posible cambio de poder.

La República Islámica acogió favorablemente los levantamientos en los países árabes y los bautizó como “despertar islámico” Pero cuando el levantamiento se produjo en Siria, con el pueblo reclamando libertad, el tono cambió completamente en Irán. 

A ojos de las autoridades islámicas, los acontecimientos de Siria eran el resultado de un complot de Occidente y de Israel.

Serat, la web de un think-tank cercano a los servicios de seguridad iraní, resume los factores más importantes de apoyo sin fisuras de Irán al régimen sirio:

- el papel intermediario de Siria entre Iran y Hezbolá,

- el equilibrio político en la región,

- la voluntad de frenar los intereses americanos e israelíes en la región.

Por todo ello, Irán es el mayor apoyo del régimen sirio.

La web Serat añade que Siria presenta ventajas estratégicas para Irán:

-la apertura de una gran puerta hacia el mundo árabe;

-la puesta en pie de un muro frente a Israel y los Estados Unidos.

Pero el aspecto más importante de esta relación es la construcción de un puente sólido ligando Irán al Líbano y a Hezbolá.

Ciertos responsables de la República Islámica admiten que esta relación privilegiada crea un escudo para evitar la inestabilidad en el interior del propio Irán. 

Todos están de acuerdo en un punto: la alianza de Irán y de Siria no está basada en dimensiones ideológicas o religiosas.

Irán y la “guerra civil” en curso

Los dirigentes de la República Islámica trabajan para mantener a Assad en el poder pero, igualmente, quieren tejer lazos con todos los alauitas y también las demás minorías paramilitares del país para salvaguardar sus propios intereses. 

Desde la intensificación del conflicto, Irán ha aumentado sus ayudas militares al régimen sirio. Este papel es atribuido a la Fuerza Quds , la rama externa de los Pasdaran dirigida por el general Soleymani.

El régimen iraní ha mantenido siempre declaraciones contradictorias a propósito de la presencia de la Fuerza Quds de los Pasdaran.

El 16 de septiembre de 2012, Mohamad Djafari, comandante en jefe de los Pasdaran, declaraba que “la presencia de la Fuerza Quds en Siria no es militar”. 

Añadía que Irán solo había proporcionado consejeros militares al ejército de Assad añadiendo que “si Siria fuera objeto de ataque militar, Irán la apoyaría militarmente”. 

Sin embargo, circuló una fotografía probando la participación de Esmail Gha´ani , el comandante adjunto de la Fuerza Quds , en una operación militar en junio de 2012.

Tras la firma en julio de 2015 de los acuerdos sobre el programa nuclear iraní, y la presencia abierta de Rusia en las operaciones militares en Siria, la República Islámica se vio obligada a no seguir ocultando la presencia de sus fuerzas armadas.

La muerte en Siria del general Hassan Hamedani, uno de los comandantes de la Fuerza Quds, el 7 de octubre de 2015, y luego la muerte de decenas de pasdaran y de oficiales de las fuerzas especiales del ejército regular iraní ha obligado al régimen a confirmar su presencia militar en Siria.

El jefe del ejército regular iraní ha querido librarse de responsabilidades declarando que los oficiales de las fuerzas especiales habían ido a Siria bajo la égida de “otra fuerza” que no estaba bajo su responsabilidad, dando a entender así que esta iniciativa había sido tomada por los pasdarans, lo que ha añadido confusión.

En Irán, el guía supremo Jamenei intenta dar un sentido religioso a la implicación de militares iraníes. Presenta a las fuerzas de Daesh (el llamado Estado Islámico) como “terroristas takfiri”, es decir, infieles. El régimen iraní no duda ya en presentar a Arabia Saudita como uno de los padrinos de Daesh, al lado de los gobiernos americano e israelí. 

Las últimas pérdidas de la Fuerza Quds datan de hace poco (el 7 de mayo de 2016) cuando 13 militares iraníes perdieron la vida en la región de Khan Touman.

En Irán, debido al control ejercido por el régimen sobre los medios, la información sobre la pérdidas de las fuerzas militares del régimen no circula libremente. Hay que esperar para que las reacciones y las protestas sobre la participación de los Pasdarans así como sus pérdidas sean difundidas. 

El grupo armado Fuerza Quds utiliza también “mercenarios” afganos (en realidad, refugiados afganos en Irán) en esta guerra sucia. 

Según el diario Le Monde (01/02/2016): “Durante mucho tiempo, la presencia de afganos chiítas, venidos a combatir a Siria al lado del ejército gubernamental, ha permanecido desconocida. 

Pero las pruebas sobre la presencia de esos mercenarios, muy a menudo reclutados en Irán, donde muchos de ellos son refugiados, se acumulan. 

Mientras que Teherán, principal apoyo del régimen de Bachar Al-Assad, continúa negando la presencia de sus soldados en el suelo sirio -con excepción de consejeros militares-, numerosas páginas de internet iraní publican imágenes de funerales de milicianos chiítas afganos, caídos como “mártires” en Siria”.

Según las páginas web iranís y afganas, el régimen de Teherán ejerce presiones sobre las familias de los refugiados Hazaras (chiítas de origen afgano) para obligar a los jóvenes a sumarse a los Pasdarans en Siria, tomando a sus familias como rehenes. A estos “soldados”, calificados como “voluntarios”, se les asigna un “salario” de 500 dólares al mes.

Un instituto cercano al ministerio iraní de Asuntos Exteriores concluye que el aspecto principal de las relaciones entre Siria e Irán es “el de la seguridad” a escala regional. Las presenta como en conformidad con la doctrina de la escuela de Copenhague en relaciones internacionales. Es útil añadir que esta escuela de pensamiento está basada en la “seguridad en términos de sociedad” y es una teoría cercana al pensamiento de Huntington, el autor del libro “El choque de civilizaciones”.

Este instituto enumera varios factores que han hecho “securitaria” la relación de los dos países a ojos de Irán:

- la política de Siria de tono antiamericano, lo que creaba relaciones de proximidad con Irán;

- las fronteras comunes de Siria con Israel y el territorio controlado por Hezbolá en Líbano;

- la convergencia entre el nacionalismo árabe y la identidad irano-islámica;

la estrategia de Irán en Siria con el objetivo de salvaguardar la seguridad de la República Islámica de Irán frente a Occidente.

Conclusión

La situación de Irak y sobre todo de Siria ha permitido a la República Islámica de Irán llevar a cabo su deseo de intervenir para jugar un papel en la escena geopolítica regional y poner en evidencia su hegemonía en la rivalidad con la Arabia Saudita y Turquía.

La supervivencia del régimen sirio tiene por objetivo garantizar a Irán la continuación de sus lazos con Hezbolá. Proporcionando armas a éste, el régimen iraní quiere poder jugar un papel determinante en esta región, en particular respecto a Israel. Los misiles iraníes proporcionados a Hezbolá son, en efecto, capaces de alcanzar Tel Aviv.

Es la razón de que los responsables de la República Islámica repiten sin cesar que la seguridad de Siria es parte integrante de la seguridad de Irán.

El campo de acción de la República Islámica se ha extendido ya al Mediterráneo e Israel. Todo esto se ha convertido en un elemento clave de las nuevas relaciones tejidas con los Estados Unidos y otros países occidentales (o que reduce los efectos de las anteriores) no solo para responder a las sanciones económicas, responder así a una profundización de la crisis socioeconómica, sino también ser, en una región estratégica y “sometida a choques”, un actor que tiene que ser tenido en cuenta por las “grandes potencias” que, por su parte, pueden encontrar en Irán algunas salidas económicas [mercados, inversiones…].

27/05/2016

Béhrouz Arefi, representante de la Solidaridad Socialista con los trabajadores en Irán (SSTI-France,http://www.iran-echo.com).

Intervención pronunciada por, en el Foro “La otra Ginebra” sobre Siria, organizado en la Universidad de Ginebra los días 27 y 28 de mayo de 2016, bajo los auspicios por alencontre.org y "Mujeres sirias por la democracia"


.Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

http://vientosur.info/spip.php?article11352

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