Pablo Gonzalez

Matrimonio peligroso en Colombia: Evangélicos y Uribismo

¿Qué pastores/as son los que se sientan y caminan junto a reconocidos líderes políticos?

 No son los pastores campesinos, indígenas, afrodescendientes de zonas vulneradas, aquellos que viven en zonas de conflicto armado, no, ellos no son.

Luego de la victoria en las urnas del NO al plebiscito el pasado 2 de octubre, el senador Álvaro Uribe expresó lo siguiente: “Reiteramos la necesidad de estimular los valores de la familia sin ponerla en riesgo, los valores de familia defendidos por nuestros líderes religiosos y pastores morales…”. 

Esta expresión de parte de uno de los líderes políticos más influyentes en la historia reciente de Colombia es claramente una expresión político-religiosa. 

 Y es una de las maneras en que fácilmente se manipulan las posturas políticas en un país tradicionalmente religioso.

 El ‘voto evangélico’ fue claramente uno de los principales responsables de haber inclinado la balanza a favor del NO. 

 Iglesias como la del Pastor Miguel Arrázola, Ríos de Vida, en Cartagena, que cuenta con una membresía de más de 15.000 personas, o la Misión Carismática Internacional (que puede contar en su feligresía con cerca de 200.000 miembros) en cabeza de su líder César Castellanos, abiertamente han mostrado ser aliados políticos de Álvaro Uribe.

 A esto se suma el caso de varios políticos autodenominados cristianos como por ejemplo, el caso de la Diputada por Santander Ángela Hernández, de quien se afirma que “tiene línea directa con el ex presidente de la república Álvaro Uribe Vélez a quien considera su ‘amigo, padrino y mentor’”[i]. 

La afinidad entre muchas iglesias (principalmente de sus líderes) con el uribismo, sumada a la desinformación en las feligresías con relación a los acuerdos entre Gobierno de Colombia y FARC, tuvo un efecto político, donde el principal beneficiado fue el Centro Democrático y los más perjudicados, las víctimas del conflicto armado. 

Muchas iglesias fueron manipuladas con el falso argumento de que en los acuerdos se estaba poniendo en riesgo la idea de familia a partir de la inclusión del enfoque de género en los mismos.

 Esto, además de mostrar que no hay comprensión en cuanto a qué es enfoque diferencial y, en este caso, enfoque de género[ii], demuestra que la política fácilmente puede usarse para manipular a unas masas que no comprenden porque no profundizan en ciertos temas. 

 Estas iglesias, así como otros movimientos, fácilmente vienen a ser como ‘idiotas útiles’[iii]. Pensando que ellas (las iglesias) se beneficiarán de estos resultados, en verdad, los únicos beneficiados son los líderes políticos que les están manipulando. 

Los líderes políticos y religiosos tienen el poder de manipular a las masas a su antojo y, cuando estos dos poderes se unen, los resultados son catastróficos, ¿Por qué?

 Porque en este tipo de ‘matrimonio’ los más perjudicados son los más vulnerables, en este caso, las víctimas directas del conflicto. 

La relación entre la Iglesia y el Estado ha sido considerada un tema crucial desde los orígenes de la historia del cristianismo. 

En los primeros cristianos no se encuentra ninguna evidencia de cooperación con el Estado en sus guerras, ni en aquello que atentara contra sus valores durante los primeros 170 años[iv]. 

Esto por dos posibles razones: porque los cristianos querían evitar los ritos idolátricos del culto al emperador o porque los cristianos consideraban que la violencia, la matanza, así como otras prácticas eran incompatibles con el seguimiento de Jesús[v]. 

Cuando Constantino asumió el control del Imperio Romano y luego se ‘convirtió’ al cristianismo, durante la segunda década del siglo cuarto, marcó un cambio de actitud de los cristianos en su relación con el Estado y, por ende, hacia la guerra.

 En la práctica, el cristianismo se vuelve la religión estatal impuesta y se empieza a pensar que obedecer al Estado es igual que obedecer a Dios[vi].

 La iglesia en la actualidad sigue con este modelo ‘constantiniano’, lo prefiere, dado que es más cómodo. 

El problema es que dejó a un lado el mandato de Jesús, de servir, en especial a aquellos que son víctimas de diversas formas de injusticia.

 ¿Qué pastores/as son los que se sientan y caminan junto a reconocidos líderes políticos? No son los pastores campesinos, indígenas, afrodescendientes de zonas vulneradas, aquellos que viven en zonas de conflicto armado, no, ellos no son.

 Son principalmente, aquellos que tienen mega-iglesias y que están en las ciudades y que han generado alguna alianza o, de manera ingenua, terminan sirviendo de plataforma electoral y guiando a sus feligreses a votar por A o B candidato. 

Estos pastores son seguidos por miles y miles de feligreses que simplemente asienten a cada una de sus afirmaciones. 

Luego del triunfo del NO, el pasado 4 de octubre se reunieron varios líderes de la iglesia cristiana evangélica con el presidente Juan Manuel Santos, de la misma forma que lo haría Álvaro Uribe al día siguiente.

 ¡Qué ironía, tanto en una como en la otra reunión, no había un solo representante de las víctimas del conflicto armado!… 

¡Quienes estaban a la mesa, dialogando acerca de la Paz, eran los poderosos, los líderes de partidos políticos poderosos, los líderes de iglesias poderosas!... 

La pregunta sigue siendo: ¿dónde está la voz de las víctimas? John Santiago Espitia Fajardo - Teólogo, Magíster en Bioética - Bogotá, Colombia [i] 

Ver entrevista en: http://caracol.com.co/emisora/2016/07/26/bucaramanga/1469547005_572674.html [ii] 

El enfoque de género es necesario incluirlo en los acuerdos para comprender de manera diferenciada cómo el conflicto armado impacta a las mujeres y a los varones. 

 Esto ayuda, entre otras cosas, a reconocer a las mujeres como agentes, actores y sujetos políticos, algo que usualmente no se da. 

 La mujer en la guerra de Colombia merece no uno, sino muchos capítulos aparte. 

A ella se le ha violentado de manera particular, por tanto, su reparación también debe hacerse de manera diferenciada. [iii] 

La expresión ‘idiota útil’ es usada para describir a alguien que es manipulado por un movimiento político, generalmente de tendencia extremista, haciéndole creer a la persona que ella está siendo beneficiada de algo. [iv] BAINTON, Roland.

 Actitudes cristianas ante la guerra y la paz. Trad. Rafael Muñoz Rojas. Tecnos, Madrid, 1963, P.67. 

v] Varios Autores. Siendo Sal y Luz: Reflexiones anabautistas sobre la responsabilidad de la iglesia frente a la sociedad y el estado. 2008, P.22 [vi] Siendo Sal y Luz P. 23 

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