Pablo Gonzalez

Bretaña: ¿Existió realmente el rey Arturo?



Todos hemos oído historias sobre el rey Arturo de Camelot, que según la leyenda medieval lideró a las fuerzas de la bretaña (incluyendo a sus caballeros de la mesa redonda) en la batalla contra los invasores sajones en el siglo VI. ¿Pero fue una persona real, o simplemente un héroe de la mitología celta?

Aunque el debate se ha alimentado durante siglos, los historiadores han sido incapaces de confirmar que Arturo realmente existiera. No aparece en la única fuente contemporánea que tenemos acerca de la invasión sajona, en la que el monje celta Gildas escribió sobre la batalla en Monte Badon (Mons Badonicus) alrededor del 500 d.C.

Varios cientos de años más tarde, Arturo aparece por primera vez en los escritos de un historiador galés llamado Nennio, que dio una lista de 12 batallas en las que el rey guerrero supuestamente luchó.

Todo ello extraído de la poesía galesa, las batallas tuvieron lugar en tal número y lugares diferentes que habría sido imposible para un hombre haber participado en todas ellas.

Más tarde los escritores galeses se basaron en la obra de Nennio, y la fama de Arturo se extendió más allá de Gales y el mundo celta, particularmente después de la conquista normanda en 1066, que “conectó” Inglaterra con el norte de Francia. Godofredo de Monmouth escribió la primera historia de la vida de Arturo conocida, describiendo a su espada mágica Caliburn (más tarde conocida como Excalibur), su caballero de confianza Lancelot, la reina Ginebra y el mago Merlín .



En una mezcla irresistible de mito y realidad, más de lo primero, el libro se basaba en un manuscrito céltico perdido al que solamente Godofredo tenía acceso.

 Una serie de romances del poeta francés Chrétien de Troyes añadió a la vida de Arturo un enfoque espiritual al relatar su búsqueda del Santo Grial. Ya estaba todo en la coctelera para forjar el mito.

Aunque Arturo no hubiera sido una persona real, su leyenda ya sólo fue a más a medida que pasaran los siglos.

 Los reyes ingleses, desde Enrique VIII hasta la Reina Victoria hicieron suya la leyenda con fines políticos, mientras que innumerables escritores, pintores, fotógrafos, cineastas y otros artistas han producido sus propias versiones para la posteridad.

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